LA NECESIDAD DE UNA VISIÓN HISTÓRICA

 

Veo alrededor y nos inunda la ansiedad. La (pos)modernidad nos ha acostumbrado a lo instantáneo en la relación “causa-efecto”, y cuando esta rapidez no muestra su evidencia cotidiana, entramos en desesperación. Al respecto, el proceso histórico se caracteriza por ser aún mas lento en su desarrollo que cualquier cotidianeidad usual (excepto en la decantación final, cuando el suelo metafísico está maduro, que suele caracterizarse por la “revolución” y/o consumación de una idea política). Sin embargo, la falta de comprensión de las cosas que están más allá de nuestro control nos hace obviar este hecho, y perder tiempo y energía en sensaciones y pensamientos innecesarios.

 

La vereda del frente como método de aprendizaje

Creo, sin miedo a equivocarme, que una de las conclusiones más valiosas que ha sacado la “Nueva Derecha” es que, debido a que nunca hemos tenido la experiencia práctica de llevar a cabo una “erosión” (en nuestro caso sería una “solidificación”) cultural con el fin de implantar nuestras ideas mediante métodos psicológicos, tenemos que mirar al adversario, estudiar sus procesos, métodos de propaganda, y todo lo que tiene que ver con un desarrollo de ciertas ideas y cómo implantarlas en la sociedad (más allá de las ideas que sean). Los trabajos políticos bien hechos deben ser estudiados, valorados, asimilados, y emulados (y si se puede, perfeccionados).

Uno de los rasgos mas importantes y valorables del proceso de erosión cultural por parte de la izquierda, ya sea en términos económicos (marxismo clásico), culturales (neo-marxismo gramsciano), o psicológicos (deconstrucción), es la insistencia y perseverancia frente a la adversidad y el rechazo que ha presentado la historia para con sus ideas.

Marx moriría sin ver la revolución vaticinada en sus escritos; Gramsci pasó gran parte de su vida intelectual en prisión; y la escuela de Frankfurt se desarrolló en pleno auge de las ideas nacionalistas y los conflictos asociados a su época. El riesgo de desaparición de sus ideas siempre estuvo presente, y tuvieron una actitud (al entender el contexto en el que estaban) de creadores de semillas que más tarde proliferarían hasta un punto, que, me atrevo a decir, ni ellos mismos lo hubieran esperado.

Expuesto lo anterior, debemos evaluarnos a nosotros mismos como guerreros culturales y ver si tenemos la actitud antes expuesta, pues el contexto que vivimos nos obliga a tener la visión de comunicadores intergeneracionales, tal como lo ha realizado la izquierda a través de la historia.

 

Las nuevas generaciones como objetivo político

Tal como antes se expuso, deberemos mirar a la vereda del frente para analizar su experiencia en términos de proponer una idea que trascienda generaciones, y hasta incluso las use para hacer madurar ciertas nociones de una a otra.

Uno de los hitos más importantes de la izquierda internacional fue el clímax existencial-deconstruccionista que se vivió en los 60s, tanto en Francia 68 como luego en Woodstock 69; los conceptos que se tomaron de las escuelas surrealistas, se proyectaron a través del arte “espontaneo” de la época y sirvieron de puente a lo que más tarde seria la cultura popular mundial en términos de la música y de sus variedades.

Viajes con drogas, poliamor, nihilismo, suicidio como vía hacia lo trascendental, la locura con visión de “liberación”, entre tantos otros elementos, sirvieron para destruir la base de la sociedad occidental, que es la familia tradicional con ética y moral cristiana. Amparado en la “libertad”, el marxismo se tomó las esferas íntimas de los individuos, destruyendo la base fundamental del equilibrio emocional del ser humano, sin siquiera insistir en lo económico que antiguamente lo caracterizaba. La madurez que trajo la reflexión colectiva de sus exponentes mostraba sus frutos, dejando semillas esta vez, por todo el mundo globalizado.

La juventud fue identificada como el mejor momento (junto a la niñez cuando se usa el adoctrinamiento) para inyectar ciertas nociones acerca de la realidad en torno a preguntas elementales que los seres humanos nos hacemos: “¿que soy?”, “¿para qué estoy vivo?”, etc.; y la mejor herramienta por las características de este periodo (que es cuando se cuestionan las nociones tradicionales que nos enseñan nuestros padres para pasar a la independencia gradual de la propia persona), fue el arte pop de cada época. Y no había competencia alguna.

El joven ve al artista como un símbolo y, por admiración desmedida o falta de seguridad personal, valida las ideas de los exponentes, más allá del arte propiamente tal que realice el artista. Un ejemplo claro de esto es la noción que tienen los amantes de la música de características personales del artista en cuestión: percances de su vida personal, procesos personales, ideas, errores, aciertos, etc. En resumen, el artista se vuelve un ejemplo a seguir para el joven, y esto es muy útil en términos políticos.

Los Beatles arrancando de muchedumbres, mujeres histéricas frente a personalidades musicales, conciertos gigantescos con uso de drogas libremente (y con conocimiento por parte de las autoridades), los primeros albores del minimalismo punk o post punk con la juventud que arrastraba, Nirvana en los 90s con un nihilismo profundo que generó miles de dobles de Kurt Cobain (que no se limitaban a lo físico, si no que eran copias hasta en lo emocional), entre otros muchos ejemplos, dan cuenta de la veracidad de lo antes indicado.

Una generación alimentó a la que venía con los conceptos artísticos en el underground, haciendo radicalizarse cada vez mas las posturas que aprendían, pero que como el mundo (pos)moderno enseña, deben avanzar bajo la idea progresista de la “vanguardia” artística. Bajo este paradigma del submundo lo “novedoso” o “rupturista” es bueno per se, pero siempre manteniendo un discurso que se mantiene ligado a cierta idea nihilista e impersonalista acerca de la verdad (relativizada, por supuesto), más que a una visión de trascendencia en torno a la personalidad y de sus cualidades. Los demoniacos 27 años de muerte en torno a figuras que, supuestamente, habrían pactado con el Diablo, se vuelve leyenda y algo digno de admiración y emulación en estos bajos mundos. La transgresión es regla de lo admirado. La erosión social se consuma en este acto. Y crece cual infección en nuestras sociedades.

El salto del underground a lo comercial consuma la ramificación de estas ideas en nuestras sociedades, permeando su propia identidad cultural en cuanto a su Patria, estimulando la globalización y hegemonizacion de modelos del ser, y homogenizando a los individuos que componen las comunidades que invade, convirtiéndose en “El Sistema” y a cada persona en “ciudadano del mundo”. Y henos aquí, viviendo lo consumado.

Jim Morrison cantaría en la primera versión de “The End”, “madre, quiero follarte”, con un grito primitivo que evoca lo que tenemos más arraigado y domado por la civilidad occidental, y contagiando a todo aquel que tenga una predisposición a la perversión moral; una vez erosionada esa civilidad y siendo el impulso primitivo quien toma el mando en la situación, este antiguo grito de un loco vuelto estrella se vuelve una idea posiblemente aceptada en nuestros tiempos actuales. Así maduraron las ideas, siendo la visión de generación afectando a la que viene, una necesidad para el crecimiento de la infección social.

Y es así con todo proceso social.

 

La visión histórica de la Política

Todo activista que tenga noción política y cierto conocimiento acerca de la historia, debería comprender como base fundamental del análisis racional al respecto que las ideas maduran y demoran años en volverse hegemonía, y además de eso deben tener una metodología de asimilación con comprensión de las bases principales de la comunicación humana.

Cada acción política es de acción lenta, y tiene que ver también con un tema cotidiano, de nuestras acciones, conversaciones, actitud frente a la vida y trabajo personal, quizá siendo esto mas importante que lo que se mueve a nivel organizativo-estructural. Y en este aspecto, el proyecto político en formación del que somos parte goza de buena vida, ideas claras, un discurso mas o menos elaborado y sustentado; acción cultural de academia y underground, el cual está en los primeros estadios de su existencia, pero que como vimos, todo movimiento cultural hegemónico nace de esa forma.

Solo nos queda la constancia y, como antes dije, la capacidad de hacerlo asimilable a la población, basándose en la comprensión de la comunicación humana, donde el lenguaje es un aspecto, y, lo artístico-emocional, otro, y que juntos sirven para conquistar mentes nuevas, y a las que ya están presentes, volverlas orgullosas de ser lo que son.

 
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