LOS MISERABLES: ATENTADO Y EMBOSCADA EN EL SUR

 

El sábado 27 de abril quedará marcado literalmente a sangre y fuego. El sur sufrió una noche de terror, se llevó acabo un atentado planificado, una emboscada letal en contra de tres carabineros. En el sur hay, guste o no, terrorismo y terroristas. Hay agrupaciones violentas que mediante consignas y reivindicaciones han optado por la vía armada. Hace rato que se normalizaron los atentados en el sur, en la llamada macrozona. Encapuchados y armados, balas y fuego sobre predios, escuelas, iglesias, camiones y camionetas con panfletos y/o rayados que se adjudican el acto y el llamado rebelde a recuperar tierras ancestrales mediante una guerra de guerrillas. El terrorismo es un acto de violencia con el objetivo de infundir terror en la sociedad local y general, son hechos reiterados y ejecutados por bandas criminales con fines políticos, con un actuar indiscriminado en su afán por crear alarma social e imponer su supuesta verdad.

En su actuar la vida del otro no vale nada, son enemigos, se  justifican las muertes en su causa, en los fines y medios mediante el uso de la violencia, actúan premedita y planificadamente. Son unos miserables. Estamos frente a un dilema: son ellos o nosotros, seguir apostando al diálogo con terroristas es un tanto ingenuo y con cientos de ejemplos de fracasos. Ellos hablan mediante los atentados, la respuesta inmediata debe ser un despliegue con todos los medios disponibles del Estado ante una causa común: el antiterrorismo, e imponer la paz mediante todas las herramientas legales y el uso de la fuerza. El sur sufre nuevas víctimas inocentes en Cañete y Los Álamos.

Un ataque terrorista macabro, un señuelo y una emboscada, disparos y cuerpos acribillados de los enemigos, no conformes, reubicaron los cuerpos y los quemaron, un actuar increíble y casi ficticio pero no, los detalles están de más por ahora. Los terroristas celebran el fuego y el plan con la muerte de los carabineros, son unos miserables. Nuevos atentados, muertos y nuevos mártires, representantes del pueblo, de localidades poco conocidas y de una institución clave para la seguridad en el día a día. Los van a homenajear, van a recibir ascensos póstumos pero el dolor y la rabia no se extinguirán ante un actuar miserable.

Con el terrorismo no se dialoga ni se negocia, el terrorismo se erradica y de frente, con planes, inteligencia e incursiones militares, mediante un despliegue eficaz que los atrape o simplemente se conviertan en bajas letales para esas agrupaciones del terror, hay que descabezarlas. El destino de un terrorista debe ser la cárcel o el cementerio, todo lo demás es narrativa y discursividad. Para esos miserables la vida del otro no es respetable ni digna. Sus creencias violentas los justifican y eximen tras sus escondites; han acertado un gran golpe, una victoria para sus huestes cobardes y ocultas.

No olvidemos que lo ocurrido no es el primer intento por quemar carabineros, durante los meses de locura y orgía revolucionaria octubrista vimos cientos de intentos por quemarlos con bombas incendiarias justificadas en el odio y en reivindicaciones, un tema que lamentablemente se ha silenciado al  llegar al gobierno desde la calle mediante el todo vale. Necesitamos pacificar el sur, es decir, menos Boric y más Cornelio Saavedra. Mis condolencias a través de estas líneas a esos carabineros del sur asesinados por miserables.

Rodrigo Ojeda

Profesor de Historia.

 
 
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