PERDIDÍSIMO

 

Señor Director:

Siempre he estimado a Patricio Navia. Tiende a ser una persona inteligente, sagaz y, muchas veces, valiente al decir las cosas. Mi experiencia con él siempre fue buena, en especial, porque era con el único que podía hablar en mis años de maestría, mientras todos los demás profesores y estudiantes de la flamante Universidad Diego Portales hacían gala del peor totalitarismo woke. Sin embargo, en sus últimas columnas de opinión, Patricio parece haber perdido el rumbo. Sin duda, ha intentado aleccionar con un poco de realidad a la derecha. La ha acusado de perder el tiempo por su anticomunismo visceral (https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/el-veto-al-partido-comunista/) y de no comprender que, para gobernar, uno se debe ensuciar las manos (https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/nunca-es-tarde-para-corregir-rumbo/). Con todo, me parece que su diagnóstico de lo que debe hacer la derecha es errado: sin dudas, hay que ensuciarse, transar, negociar acuerdos, pero, como diría Karl Popper, se debe jugar a la democracia con quienes, efectivamente, creen en ella. De este modo, las protestas por parte del Partido Social Cristiano y del Partido Republicano no son, precisamente, pataletas, sino exigencias de las debidas credenciales democráticas. Si todavía algunos como Patricio creen que no es de mínima coherencia democrática el solicitarlas, en atención a que una comunista detenta la presidencia de la Cámara, es que la gran mascarada de la izquierda, que denuncia el filósofo francés Jean-Francois Revel, ha funcionado demasiado bien.

William Tapia Chacana. Jefe Área Filosofía y Educación, Revista Individuo.

 
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